El Manual del Escaqueo (Capítulo 1): El Arte de Ser una Planta de Plástico
Desclasificamos la Regla N.º 1 del legendario Manual del Escaqueo. Descubre el arte de la mimetización y cómo sobrevivir en la oficina convirtiéndote en una planta de plástico. Pura estrategia de supervivencia de 'Cagada Pagada'.
Abilio Galleta
7/18/20254 min read


Hay una verdad no escrita en el evangelio corporativo, una que no encontrarás en los manuales de "bienvenida" ni en los PowerPoints sobre sinergia. Es la verdad que se susurra en la máquina de café, se intercambia en miradas de complicidad sobre el cubículo y se medita en el único santuario inviolable de la oficina: el retrete.
La verdad es esta: sobrevivir en "La Pecera" no es un trabajo, es un arte marcial. Y como todo arte marcial, tiene su texto sagrado.
Durante mi tiempo en Innovaciones Caninas S.A., en medio del delirio del PRIMOR y los ladridos de los jefes, llegó a mis patas un documento. Un manuscrito maltrecho, pasado de pata en pata por generaciones de perros hastiados. Su título: El Manual del Escaqueo. No es un manual para vagos, es una guía de supervivencia para cuerdos. Es la Biblia del resistente silencioso.
A partir de hoy, y en exclusiva para el Sindicato, desclasificaré sus principios sagrados, uno por uno. Empezamos por el fundamento, la piedra angular de toda resistencia: el principio que debes dominar antes incluso de aprender a fingir interés en una reunión.
Bienvenidos al primer capítulo.
Regla N.º 1: Mimetízate con el Entorno
La primera regla del Manual no es una táctica, es una filosofía. Su enunciado es simple, casi poético en su brutal honestidad:
"Ladra lo justo para no destacar, pero lo suficiente para que sepan que sigues respirando (y fichando)."
El novato cree que sobrevivir es esconderse. El maestro del escaqueo sabe que la verdadera supervivencia reside en volverse invisible a plena vista. Tu objetivo no es ser el mejor ni el peor. Tu objetivo es ser... el de la mesa del fondo. Ese del que nadie recuerda exactamente su función, pero cuya ausencia crearía un papeleo incómodo.
Piensa en esa planta de plástico polvorienta que decora la esquina junto a la fotocopiadora. Lleva ahí desde la última glaciación corporativa. Ha sobrevivido a tres reestructuraciones, a dos CEO y a la infame "Guerra del Post-it". ¿Su secreto? Nadie espera nada de ella. No se le pide que entregue informes, no se la invita a "sesiones de brainstorming creativas" un sábado por la mañana. Simplemente está ahí, cumpliendo su función estética de llenar un vacío.
Ese es tu objetivo. Sé la planta.


Tácticas Avanzadas para la Mimetización Perfecta
Dominar este arte requiere práctica. Aquí tienes tres técnicas avanzadas extraídas directamente de las anotaciones al margen del Manual:
1. El Camuflaje del Escritorio: El "Caos Controlado"
Un escritorio demasiado limpio grita "no tengo nada que hacer, por favor, asígname una tarea horrible". Uno demasiado caótico sugiere una mente brillante pero poco fiable. El equilibrio perfecto es el "caos controlado".
Las Tres Tazas de la Desesperación: Mantén siempre sobre tu mesa un mínimo de tres tazas de café. Una con restos recientes, otra con una costra de un par de días y una tercera cuyo contenido es ya un misterio biológico. Esto proyecta una imagen de jornadas maratonianas y sufrimiento continuo.
La Pila de Papeles "Estratégicos": Ten una pila de documentos que parezcan vitales. Nadie tiene por qué saber que son los manuales de una impresora de 1998 y varios menús de comida a domicilio. El mero volumen disuadirá a los superiores de añadir más a la montaña.
El Post-it Críptico: Pega un par de post-its en tu monitor con mensajes incomprensibles como "Contactar con P.Y. - Re: Protocolo Omega" o "Verificar Sinergia Cuántica". Genera un aura de misterio y trabajo ultra-secreto.
2. La Mirada del Vacío Existencial
Cuando no tengas nada que hacer, no mires por la ventana. No consultes tu móvil. Domina el arte de mirar fijamente tu pantalla con una expresión de profunda concentración. Frunce ligeramente el ceño. Inclina la cabeza. Quizás suelta un suspiro bajo y pensativo.
Desde fuera, parecerá que estás a punto de descifrar el genoma humano o de resolver una crisis financiera global. En realidad, puedes estar haciendo la lista de la compra mentalmente o intentando recordar la letra de esa canción de Los Escarabajos Peludos. La clave es que la actividad cerebral es invisible. Aprovecha eso.
3. El Suspiro Estratégico
Esta es una técnica de nivel maestro. Un suspiro bien colocado, con la cadencia y el volumen adecuados, puede ser más efectivo que una puerta cerrada con llave.
El Suspiro de "Estoy Desbordado": Un sonido largo, profundo y ligeramente tembloroso. Ideal para cuando tu jefe se acerca a tu mesa con esa mirada de "necesito un voluntario". Nueve de cada diez veces, cambiará de objetivo buscando una presa que parezca menos al borde del colapso.
El Suspiro de "Frustración Creativa": Más corto, agudo, como un pequeño bufido. Perfecto para cuando estás "trabajando" en un problema complejo (es decir, jugando al buscaminas). Proyecta la imagen de un genio incomprendido luchando contra los límites del conocimiento.
La Lección Final: La Subestimación es tu Superpoder
En La Pecera, el clavo que sobresale es el que recibe el martillazo. Al mimetizarte, al convertirte en esa presencia funcional pero olvidable, logras lo más valioso: espacio.
Espacio para observar sin ser observado. Espacio para planificar tu próxima visita estratégica al Santuario. Espacio para mantener tu cordura intacta mientras el circo arde a tu alrededor. Mientras te consideren una simple pieza del mobiliario, una galleta más en el paquete, serás libre.
Y esa, compañero del Sindicato, es la primera y más importante victoria.
Proximamente, desclasificaremos la siguiente lección del Manual del Escaqueo. Una regla más oscura, más peligrosa, pero vital para no acabar sepultado por los secretos de la empresa:
Próximamente: El Manual del Escaqueo (Capítulo 2): La Regla N.º 3 y la Doctrina del Hueso Podrido.
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